La Ley contra el "Crimen Organizado" y sus detractores caviares

Posiblemente los debates en el Congreso acerca de nuevas penas y delitos sean la parte más insulsa de todo este momento. Crear o modificar las penas o precisar los conceptos jurídicos distan mucho del interés de los delincuentes y de solucionar los problemas del delito en las calles. Los delitos de secuestro y sicariato ya existen en el Código Penal hace mucho tiempo y sus penas creo que llegan hasta la cadena perpetua. ¿Se requiere más que eso? El punto importante acá es ponerle fin a los abusos fiscales atribuyendo la figura de "crimen organizado" prácticamente a cualquier cosa. Bastaban tres personas -ni siquiera implicadas sino apenas vinculadas- para que los fiscales usen la figura de "crimen organizado", que usaban alegremente como parte de su guerra política. De este modo, los partidos políticos se convirtieron en organizaciones criminales y hasta PPK lideraba una organización criminal con su chofer y su empleada. Sin duda había que acabar con este absurdo. Por esta razón, precisar el concepto de "crimen organizado" ha provocado urticaria en los caviares. Todos ellos saltaron hasta el techo protestando por el cambio, como si se tratara de la única figura con la que se puede combatir al crimen. Pero lo que no me sorprende es que toda la caviarada haya reaccionado de manera tan exaltada. Y no me sorprende porque sabemos muy bien que a la mafia caviar no le importa un rábano la lucha contra la delincuencia, sino la guerra política. Toda la caviarada, es decir, esa casta de "señorones de bien", que suelen moverse en la política desde la izquierda (pero distantes de la izquierda provinciana y radical, e incluso negando ser de izquierda), esa distinguida clase de opinólogos "blancones" de fina alcurnia, buena posición, bien educados en la PUCP, que suelen lucirse como dueños de la moral, guardianes de la memoria, defensores de la democracia y vigilantes de la transparencia, que ostentan altos cargos en oenegés y otras "instituciones democráticas de la sociedad civil", así como en espacios de los principales medios, tiene la mira puesta no en la delincuencia común, sino en los partidos políticos y sus líderes, principalmente en los que le hacen seria competencia a la izquierda caviar. De hecho, hay una ONG que de alguna extraña manera (aunque sospechamos de los recursos de Odebrecht) parece haberse comprado el Ministerio Público para manejar sus hilos internos con fiscales que siguen sus directivas: les proporcionan carpetas fiscales enteras y filtraciones on-line para armar campañas políticas en los medios. Todos recordamos cuando IDL, durante la nefasta época de Vizcarra y su guerra política sin cuartel usando a ciertos fiscales y policías contra el fujimorismo y el Apra, soltaban los famosos "audios de la vergüenza" para lapidar mediáticamente a cuanto personaje molesto surgía. Estos audios eran parte de una investigación fiscal y fueron entregados por la fiscalía a IDL para ser usados en la guerra política. De modo pues que la mafia caviar sí existe y es una verdadera organización criminal dedicada a la captura de instituciones y al sicariato político a través de la prensa y la fiscalía. Esa es la que hoy está preocupada por las modificaciones legales del Congreso que les impedirían seguir usando políticamente la figura del "crimen organzado". Más allá de eso, el concepto no impide en nada la lucha contra la delincuencia común, ya que figuras delictivas existen hasta por gusto en el Código Penal, y acaban de inventar otra que era absolutamente innecesaria, por si les gusta usarla. Así que una cosa es la lucha contra la delincuencia callejera y otra, la lucha política contra la mafia caviar organizada en oenegés que pretende controlar instituciones del Estado y manejar la vida política de este país destruyendo políticos y partidos. Hay que enfrentar a ambos, aunque algunos de ellos vayan disfrazados de dueños de la moral y guardianes de la democracia, o incluso de fiscales y policías.

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