La caída de Al Assad en Siria y lo que viene en adelante
<< La salida de Assad marca el fin de una era en Siria, abriendo un nuevo capítulo en la historia del país, con desafíos significativos en términos de reconstrucción, reconciliación nacional ...>>
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El 8 de diciembre de 2024, el presidente sirio Bashar al-Assad abandonó Damasco tras la captura de la ciudad por fuerzas rebeldes lideradas por el grupo islamista Hayat Tahrir al-Sham (HTS). Assad y su hijo Hafez huyeron en un vehículo blindado ruso hacia la base aérea de Hmeimim, en la costa noroeste de Siria, desde donde partieron hacia Rusia, poniendo fin a más de cinco décadas de gobierno de la familia Assad en Siria. La caída de Damasco se produjo después de una ofensiva relámpago de las fuerzas rebeldes que, en pocos días, tomaron ciudades clave como Aleppo y Hama. La rápida desintegración de las fuerzas gubernamentales sorprendió tanto a la comunidad internacional como a los propios insurgentes. Tras su llegada a Rusia, Assad emitió un comunicado a través de su canal de Telegram, afirmando que su salida de Siria "no fue planificada" y que fue forzado a abandonar el país debido al colapso de las fuerzas gubernamentales. Defendió su decisión, negando haber traicionado a su pueblo y asegurando que permaneció en Damasco hasta el último momento. La comunidad internacional ha reaccionado con cautela ante estos acontecimientos. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha manifestado su intención de "erradicar" a las milicias kurdas en Siria y ha ofrecido asistencia en la redacción de una nueva constitución para el país. Por su parte, Estados Unidos ha iniciado contactos con HTS, eliminando la recompensa por su líder, Ahmed Al Shara, en un esfuerzo por estabilizar la región y evitar un vacío de poder similar al de Libia o Irak. La salida de Assad marca el fin de una era en Siria, abriendo un nuevo capítulo en la historia del país, con desafíos significativos en términos de reconstrucción, reconciliación nacional y establecimiento de un gobierno inclusivo y representativo. Hayat Tahrir al-Sham (HTS) es un grupo islamista suní que emergió en Siria en 2017, formado principalmente por exmiembros del Frente al-Nusra, la filial siria de al-Qaeda. Desde su creación, HTS ha buscado consolidar su control en el noroeste de Siria, especialmente en la provincia de Idlib, y ha desempeñado un papel significativo en la guerra civil siria. El líder de HTS es Ahmed al-Sharaa, conocido anteriormente como Abu Mohammed al-Jolani. Nacido en 1982, al-Sharaa ha sido una figura central en la insurgencia siria. Inicialmente, lideró el Frente al-Nusra, pero en 2016 anunció su separación de al-Qaeda y, posteriormente, la formación de HTS en 2017. Bajo su liderazgo, HTS ha intentado presentarse como una entidad más moderada y pragmática, buscando distanciarse de su pasado yihadista para ganar legitimidad tanto a nivel local como internacional. En diciembre de 2024, HTS lideró una ofensiva que resultó en la caída del régimen de Bashar al-Assad. Tras este éxito militar, al-Sharaa ha adoptado una postura más conciliadora, expresando su intención de establecer un gobierno inclusivo en Siria. Ha declarado que no permitirá que Siria se utilice como base para ataques contra otros países y ha solicitado el levantamiento de las sanciones internacionales impuestas durante el régimen de Assad. Además, ha mostrado disposición para negociar con diversas facciones y actores internacionales para estabilizar y reconstruir el país. A pesar de estos esfuerzos por proyectar una imagen más moderada, HTS sigue siendo considerado una organización terrorista por varios países, incluyendo Estados Unidos. Sin embargo, recientes informes indican que Estados Unidos podría estar reconsiderando esta designación, especialmente después de la eliminación de una recompensa de 10 millones de dólares por al-Sharaa, lo que podría facilitar futuras interacciones diplomáticas. La comunidad internacional observa con cautela la evolución de HTS y el liderazgo de al-Sharaa, reconociendo tanto el potencial para una transición política en Siria como los desafíos inherentes a la integración de un grupo con antecedentes extremistas en el panorama político global. FINANCIAL TIMES/ El PAIS / INFOBAE