LIBRE OPINIÓN
Por: Leoncio Díaz
Kamala Harris vs. Donald Trump: las elecciones y su impacto geopolítico
<< estamos de acuerdo en que ninguno de los dos candidatos presidenciales, Donald Trump y Kamala Harris, reúnen las condiciones para mantener el equilibrio en el mundo; no optante, inevitablemente uno de...>>
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Ser presidente de Estados Unidos es la mayor responsabilidad que existe en el mundo. EE. UU. es la primera potencia mundial consolidada después de la caída de la URSS en 1989 hasta el día de hoy; lo que decida su gobierno de turno, de alguna u otra manera, afecta la vida del resto de la humanidad, en todos los campos: económico, jurídico, cultural, comercial, etc. Por eso mismo, esta elección es quizá la elección más importante en lo que va este siglo, debido a los tiempos tan conflictivos en los que hoy se vive en distintas regiones claves del mundo. Son conflictos donde Estados Unidos participa indirectamente y es determinante para decidir si continúan o terminan las guerras. Al fin y al cabo, ellos son los que abastecen con logística militar al bando occidental. Al día de hoy, estos conflictos no son contra países pequeños como en la era Obama y Bush(Irak, Afganistán, Libia, Siria, etc.); sino contra potencias emergentes que tienen mayor capacidad de respuesta y pueden escalar en sus respectivas regiones. En otras palabras, se está jugando con fuego; cualquier paso en falso provocaría una guerra sin precedentes e involucraría a todos los países del globo, directa e indirectamente, si el nuevo presidente que gane estas elecciones, o la nueva presidenta, toma una decisión equivocada, o mal intencionada: el mundo pagará su imprudencia. Son tres focos de tensión bélica que se activaron desde el inicio de la administración Biden que tendrá que resolver el nuevo gobierno: la guerra Rusia-Ucrania, Israel-Gaza (que involucra a comunidad árabe), y las tenciones entre Taiwán y China. Esa es la herencia de la administración belicista demócrata solapada por los grandes medios de comunicación y sus agencias internacionales, que hacen creer al mundo que los republicanos son los únicos “malos” y responsables de todo, mientras que los demócratas los “buenos” y “pacifistas”. En ese sentido, Kamala Harris es la continuación de la política belicista de Biden. Claramente, ella no tiene un plan de gobierno para Estados Unidos, menos una agenda política internacional. Será un gobierno sintético, donde ella leerá casi sin cuestionar todo lo que diga el teleprompter y los guiones que le dicten sus asesores para que ella haga gala de tener el cargo más alto, que es lo único que desea. Algo parecido a la actual presidenta Dina Boluarte en Perú. Será el gobierno del Deep state, que le hará creer que todo está bien y que el pueblo americano la respalda, mientras ellos continúan sus guerras que tantos beneficios económicos les está dando. Por el otro lado, Donald Trump, ya manifestó su posición: "Acabar con la guerra entre Rusia y Ucrania" y evitar una escalada que lleve a una "Tercera Guerra Mundial". Sin embargo, con él no todo es paz. Ha manifestado su apoyo incondicional a Israel, diciendo que "No permitiremos que Israel pierda la guerra", escalando en esa región. EE. UU. necesita mantener su presencia en esa zona estratégica y no puede perder esa posición para tener control comercial en esas rutas. Así mismo, un segundo gobierno de Trump, continuará algo que dejó a medias: una posible intervención a Venezuela. Cosa que estuvo intentando hacer a inicios de la pandemia, aumentando las sanciones y enviando buques de guerra a las costas caribeñas. "Eso pronto acabará", dijo Elon Musk, su amigo y financista de campaña, en referencia al gobierno reelecto de Maduro, después de su entrevista con Trump en su plataforma X. Es decir, lo que va a hacer Trump es trasladar la guerra a otros focos de conflicto menores pero importantes en recursos. Por estas razones, en estas elecciones, la exigencia de que EE. UU. tenga un presidente a la altura de los tiempos actuales no solo viene de los ciudadanos de ese país, sino de gran parte de la Sociedad Internacional que busca la paz en el mundo. Un nuevo gobernante para EE. UU. que por lo menos reduzca los focos de conflictividad que inevitablemente se dan en las zonas estratégicas del globo. Por otro lado, también están los intereses maliciosos de ciertos actores internacionales que promueven las guerras: estados, empresas armamentistas y sus medios de comunicación internacionales que, por el contrario, buscan y justifican más guerras en nombre de la "democracia y la libertad", con el fin de obtener más poder y recursos en zonas estratégicas para continuar con sus negocios turbios a costa de miles de vidas inocentes. Siendo realistas, EE. UU. y sus socios siempre están promoviendo guerras, y nunca dejarán de hacerlo por su supervivencia, la mejor opción sería, que por lo menos, eviten las guerras con las potencias emergentes y manden al mundo por la borda. Finalmente, muchos estamos de acuerdo en que ninguno de los dos candidatos presidenciales, Donald Trump y Kamala Harris, reúnen las condiciones para mantener el equilibrio en el mundo; no optante, inevitablemente uno de ellos asumirá el cargo. La decisión lo tendrá el pueblo estadounidense.