LIBRE OPINIÓN
Por: Luis Alvizuri
Panorama Político Actual Peruano
<< Debemos insistir que la salida de Castillo fue un trabajo conjunto entre la Embajada y los sectores conservador y progresista...>>
https://500palabras.pe/opinion.php?opinion_id=10
Ningún país es una isla que existe al margen de todo, ni menos libre de ser influenciado por los demás. Hoy solo las tribus no contactadas pueden decir que “hacen lo que ellos quieren sin que nadie se meta en sus asuntos”. Pensar que una nación como el Perú pueda “hacer lo que le dé la gana sin que alguien opine, intervenga o critique” es solo una fantasía en la cabeza de algunos cuantos quienes suelen tener asuntos engorrosos que pretenden que no sean juzgados ni condenados. En pocas palabras, el Perú, como todos los demás, está sujeto a los vaivenes de la marejada mundial que afecta y perturba todas las relaciones internacionales. Ignorar esto y pensar que se puede vivir solo y únicamente considerando al Perú y nada más es una quimera, aunque muchos quisieran creer que eso puede ser verdad. Lo que determina nuestra actual convulsión política es, indudablemente, la caída paulatina del poder absoluto de EEUU frente a las potencias emergentes como China, Rusia, India, Brasil, Indonesia y otras más. Y no solo es un decir periodístico sino que ello se refleja en las cifras frías y evidentes que demuestran, por ejemplo, que las transacciones en dólares para la adquisición de las grandes fuentes de energía han disminuido al doble, cosa que sigue aumentando. Este es un síntoma muy claro que la preponderancia de Norteamérica en el sistema mundial ha dejado de ser total para serlo ahora solo parcial, exclusivamente para el ámbito occidental, mas no así para el oriental. Dicha situación histórica, que inevitablemente tendrá consecuencias dramáticas(como siempre lo ha sido), llevará a una disputa que, si bien ahora es solo económica e indirecta (como la guerra de Ucrania), a la larga tendrá que ser militar (III Guerra Mundial) porque esa es la única manera cómo ciertos mecanismos sociales se dilucidan y determinan. EEUU no morirá ni pasará a un segundo plano sin antes luchar, sin dar manotazos de ahogado, y para eso cuenta con el ejército más poderoso del mundo (por ahora) con el cual tratará de inclinar la balanza y evitar lo que de todos modos ocurrirá tarde o temprano (porque no hay imperio que dure para siempre). Esta pugna entre gigantes remecerá el mundo y ya lo viene haciendo en diversos aspectos, como el nivel de influencia en países pobres como el Perú. Todos sabemos que hoy el primer inversionista y cliente de nuestras exportaciones esChina (el puerto de Chancay será la punta de lanza de su penetración en esta parte de Sudamérica), el cual tiene la estrategia de no condicionar sus vínculos económicos con los gobiernos de turno (a diferencia de Norteamérica que, antes de hacer negocios, colocan "un gobierno afín”). Y no pasa solo en Perú sino en todo el continente y en los cinco continentes, haciendo que China sea hoy por hoy el principal motor de la economía mundial. Ello obviamente no puede ser algo sin importancia dentro de nuestra política interna local; todo lo contrario, es lo que está conduciendo nuestro destino. Más concretamente, el actual gobierno de ultra derecha peruano ha sido puesto expresamente por EEUU, dirigido y coordinado por su embajadora en conjunción con el Pentágono. Para ello convocó a todas las fuerzas políticas del medio, conservadores y progresistas, quienes dieron su aval y contribuyeron cada uno con su parte para cambiar el rumbo de las cosas y tener un gobierno que “revise y modere” las inversiones chinas como principal objetivo. Eso explica por qué las ONG, que son las que se encargan de quitar y poner presidentes en todo el planeta (Yugoslavia, Georgia, Ucrania, Kirguistán, Siria, Túnez, Egipto, Yemen, Armenia, Bolivia, Bielorrusia, Birmania, Irán, Moldavia, Kasajistán, Kuwait, Myanmar, Líbano, Checoslovaquia, Turkmenistán, Azerbaiyán), Uzbekistán, Tayikistán, etc.) no hayan intervenido en las marchas de protesta, dejando al pueblo desorganizado que actúe solo y sin una estrategia definida. Eso nos lleva entonces a identificar cuál es el terreno real de la política peruana y cómo esta se divide. Por un lado, tenemos a la clase dominante, heredera de la Colonia, conformada principalmente por los descendientes de los españoles (los criollos) tipificados por su aspecto exterior (blancos principalmente), a los cuales se han sumado los descendientes de quienesllegaron con la oleada de migrantes producto de las guerras y la hambruna europeas (italianos, alemanes, ingleses y españoles de las clases más bajas) quienes huían de sus países e hicieron aquí sus fortunas. Mientras, por el otro lado, está el grueso de la población peruana fundamentalmente caracterizada por su color “no blanco” y su aspecto andino-selvático, muy distinto del blanco caucásico de los primeros. Estos son los llamados “cholos” (el peor insulto que se conoce en el Perú), también denominados “mestizos” por tener parte del ADN español producto de los tres siglos de mezcla colonial. Sin embargo, el componente esencial de este grupo humano sigue siendo predominante andino, como lo ha demostrado un estudio genético realizado hace algún tiempo (https://andina.pe/.../noticia-el-mestizo-peruano-tiene-60...). ¿Qué significa esta división que ha marcado y definido la configuración de nuestro país durante más de cinco siglos? Que la historia del Perú debe ser entendida de dos maneras: una es la historia de las luchas por el poder en la clase blanca dominante (lo que se conoce como la “historia oficial” que figura en nuestros libros) y otra es la “historia ignorada”, que es la que ha atravesado y sigue atravesando el segmento originario y nativo pre hispánico, al cual se le ha sumado el negro y asiático quienes comparten la misma desventura, marginación y desgracia. Solo enfocando las cosas de esa manera es cómo se puede comprender fenómenos remotos como la revuelta de Túpac Amaru (que empezó como una protesta de la clase dominante ante los impuestos de España y terminó siendo una revolución indígena), así como también el más reciente, donde gran parte del pueblo que eligió a su representante, Pedro Castillo, se levantó para defender su decisión ante el golpe elaborado por la clase dominante. Debemos insistir que la salida de Castillo fue un trabajo conjunto entre la Embajada y los sectores conservador y progresista, blancos-urbanos-limeños todos, quienes sumaron fuerzas para “sacar de en medio” el elegido por la voluntad de los sectores “no blancos” andinos-rurales-provincianos. Tanto derechistas como caviares (que es la derecha progresista) se aliaron hombro con hombro para defender lo que ellos consideran como “suyo”, el Perú, frente a la inveterada pretensión de los “aborígenes” de recuperar el control de un territorio que también piensan que les pertenece desde mucho antes de la llegada de los conquistadores (que abarca un período de más o menos 15 mil años). En pocas palabras, la disputa por el poder siempre ha estado concentrada dentro del mismo grupo blanco occidental dominante, sea mediante el caudillismo (pierolistas vs caceristas) o a través de banderas ideológicas (liberalismo vs comunismo). La democracia, que a duras penas aún se sostiene en el Perú, en realidad solo ha sido un mecanismo para desviar y diluir las pretensiones del segmento autóctono-rural-provinciano haciéndole creer que puede alcanzar sus reivindicaciones ancestrales (recuperar el poder) a través del sistema de elecciones, pero en realidad la clase dominante siempre se las ha arreglado, cual árbitro de un partido de fútbol amañado, para que los resultados terminen siendo los que a ellos les convenía. Incluso cuando les han sido desfavorables (como pasó con Fujimori, Humala o Castillo) han encontrado la forma de “reorientar” a dichos individuos de tal manera que, o bien terminaran sirviendo a sus intereses, o bien perdieran el gobierno más pronto de lo pensado. El peligro de ello está en que el pueblo mayoritario puede llegar a concluir que no es la democracia el medio para expresar sus necesidades y perspectivas optando, en consecuencia, por hacerlo mediante una revolución, que es algo que suele ocurrir cada cierto tiempo en todas las sociedades, muy a pesar de quienes no quisiéramos que eso suceda.