
La fuerza de la historia puso a Castillo en la presidencia
Visitas: 490
https://500palabras.pe/opinion.php?opinion_id=1
<< Con lo que se puede afirmar que el gobierno de Castillo no fue el de la oligarquía...>>
Cuando se instaló la república como forma de gobierno en el Perú, el cargo de presidente lo ocuparon los gobiernos militares durante 51 años ininterrumpidos. Seguidamente, llegaron los civiles al poder, una élite aristocrática de grandes terratenientes que vivía principalmente en la costa. Posteriormente, desde inicios del siglo XX, las clases medias urbanas pudieron emprender la construcción de partidos políticos de masas para postular a ser representantes al máximo cargo de la nación; como, por ejemplo, Haya de la Torre, Bedoya Reyes y Belaunde Terry. Ya a fines del siglo pasado, producto de las olas migratorias, emerge una nueva formación social urbana para hacer escuchar su voz y se organizarse en actividades proselitistas: los llamados sectores populares, quienes son de origen provinciano, crecen económicamente, se organizan en partidos y logran representación en el Congreso. Finalmente, en la parte final de la pirámide de participación política, tenemos a los campesinos quienes a las justas tenían el derecho al voto, cuyas posibilidad de llegar a cargos de representación siempre fueron nulas. Era imposible concebir que uno de ellos llegará a ser presidente de la nación, menos aún con el voto universal. Sin embargo, esa contradicción de no tener a alguien que provenga de sus mismo origen sociocultural, engendró en la mayoría de población peruana el ideal de tener a uno de los suyos que los represente en el gobierno y les de las soluciones su necesidades elementales olvidadas por la clase política tradicional que permanentemente lo engaña con promesas que quedan fuera de las puertas de palacio. Esa decepción permanente que traen la elecciones democráticas, ha hecho que la gente se harte de la clase política tradicional y deje de creer en los discursos políticos de corte ideológico. En ese sentido, los últimos 30 años, los peruanos hemos hemos dejado de tomar importancia a la ideología política y los programas, en su lugar hemos elegido personajes pictóricos de la sociedad peruana por sus características peculiares: un "Colorado", un "Chinito", un "Cholito", "un orador", un "Militar", un "Gringo", etc. Dando cuanta que la elección de los presidentes ya no estaban centradas el los programas de gobierno y discursos -porque no creen en eso-, sino en la identidad, de los candidatos y las características que les resulta familiares. En ese contexto, le tocó salir elegido presidente a un personaje genuino, con raíces profundas en la población peruana mayoritaria; alguien que no solamente se parecía al personaje idealizado de humilde condición, sino que lo era: un campesino, que habla, viste y piensa como tal. En ese contexto, el Perú popular votó apelando a su identidad social y no tanto porque Castillo fuera de izquierda o derecha. Las mayorías de los peruanos ven en él un vecino, un profesor de escuela, un tío que trabaja en la chacra, un dirigente vecinal: alguien muy cercano a su realidad cotidiana. En ese sentido, varios autores mencionan que Castillo representa "al Perú no oficial", "el Perú profundo y olvidado". Y como sabemos, ideal de la democracia es que sea el pueblo representado el que gobierna. Pues bien, para muchos peruanos Castillo era aquel representante genuino de ese ideal. De otro lado, en la contienda electoral del 2021, al personaje Castillo le toco enfrentarse a la representante de otro sector emergentes provincianos que poblaron las principales ciudades costeras, que mejoraron sus condiciones de vida durante el periodo del gobierno del peruano-japonés Alberto Fujimori. Ellos conforman una derecha popular, cuya representante es la hija del ex presidente en mención. Esa es la otra identidad formada producto de las olas migratorias a las ciudades de los años 60, 70 y 80. Es un sector emergente posicionado en las clase B o C (según las clasificaciones socioeconómicas del Perú de hoy). Esta derecha, emergente y popular, vivió el trauma de la peor crisis económica inflacionaria durante el primer gobierno de García, y agradecen a Fujimori por sus reformas económicas de ajuste y estabilización. Ellos han logrado construir un partido político en base a la figura de su líder histórico de los 90s. Estas son las dos grandes formaciones sociales e ideológicas más representativas del Perú de hoy: son los dos Perús de origen popular predominantes sobre las otras organizaciones partidarias; dos formas de ver el mundo y entender el Perú. Por eso, las elecciones del 2021, representaron la elección que prefigura un síntesis histórica del Perú contemporáneo. De aquí en adelante, esos serán los sectores lo que se disputen el gobierno peruano, secundando a la elite económica peruana o en contra de ella.