<< Tres enemigos tiene Nayid Bukele: Las pandillas, las ONGs y los Organismos Internacionales...>>
En tiempos de "Globalización" las acciones de los gobiernos son estandarizadas por poderosos Organismos Internacionales con mucha influencia sobre los Estados miembros. Si un gobierno se sale del libreto del Derecho Internacional puede pagar muy caro las consecuencias de sus decisiones como la reducción de prestamos, cierre de mercados y hasta un aislamiento del comercio internacional o bloqueo económico. Un Estado no puede irse contra las normas de los Organismos Internacionales sino estará condenado política y económicamente a ser un paria en la comunidad internacional.
Sin embargo, de tiempo en tiempo, aparecen excepciones a la regla, y hoy es un joven político, Nayib Bukele, quien ha dirigido su gobierno con firmeza y quebrantando el orden constitucional e institucional corrompido por mafias que daban impunidad a la delincuencia organizada para tener en vilo a los salvadoreños. Aproximadamente 70 mil pandilleros organizados en bandas en un país que es 50 veces más pequeño que nuestro Perú.
Sus métodos, antidemocráticos en términos liberales, para restablecer el orden han sido muy cuestionados por la Comunidad Internacional pero efectivos contra el crimen; no conforme a los lentos parámetros jurídicos garantistas, sino maniobrando políticamente y con responsabilidad: primero se enfrentó al poder judicial y a la fiscalía; seguidamente, presionando al congreso para aprobar las leyes que le permitan junto a las Fuerzas Armadas encarcelar masivamente a las bandas organizadas pasando por encima del "debido proceso".
A pesar de todos los cuestionamientos la población salvadoreña ha legitimado las acciones de su gobernante levantando su popularidad.
Sin embargo, no todos están felices de que hoy El Salvador sea un lugar más seguro. Los primeros en poner el grito en el cielo han sido las ONGs que "defienden" los Derechos Humanos de todo aquel que reciba la acción coercitiva del Estado. No obstante, la realidad es que, como dice el presidente salvadoreño: "solo defiende los derechos de los criminales, más no necesariamente los Derechos de todos los ciudadanos inocentes"; es decir, solo actúan cuando el Estado en ejercicio de monopolio de la fuerza se excede, pero no defienden a la población en general cuando son atacados por las pandillas o cualquier delincuente común. La pregunta es: ¿Acaso es necesario ser delincuente o activista opositor para que las organizaciones pro Derechos Humanos empiecen a actuar para hacer respectar tus derechos? ¿Dónde queda el derecho a la vida del resto de la sociedad que vive de manera justa?.
Finalmente, a las organizaciones pro Derechos humanos y los Organismos Internacionales no les cae bien las decisiones de Nayib Bukele porque temen que este modelo se repita en otros países restando influencia de las organizaciones de la llamada "sociedad civil internacional" que operan en todos los países del mundo financiadas por USAID y y otras Fundaciones en alianza con los tribunales internacionales. Ahora Nayid Bukele tiene tres enemigos declarados: Las pandillas, las ONGs y los Organismos Internacionales que lo acusan de "dictador".
Fecha: 2023-03-05 00:00:00
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En tiempos de "Globalización" las acciones de los gobiernos son estandarizadas por poderosos Organismos Internacionales con mucha influencia sobre los Estados miembros. Si un gobierno se sale del libreto del Derecho Internacional puede pagar muy caro las consecuencias de sus decisiones como la reducción de prestamos, cierre de mercados y hasta un aislamiento del comercio internacional o bloqueo económico. Un Estado no puede irse contra las normas de los Organismos Internacionales sino estará condenado política y económicamente a ser un paria en la comunidad internacional.
Sin embargo, de tiempo en tiempo, aparecen excepciones a la regla, y hoy es un joven político, Nayib Bukele, quien ha dirigido su gobierno con firmeza y quebrantando el orden constitucional e institucional corrompido por mafias que daban impunidad a la delincuencia organizada para tener en vilo a los salvadoreños. Aproximadamente 70 mil pandilleros organizados en bandas en un país que es 50 veces más pequeño que nuestro Perú.
Sus métodos, antidemocráticos en términos liberales, para restablecer el orden han sido muy cuestionados por la Comunidad Internacional pero efectivos contra el crimen; no conforme a los lentos parámetros jurídicos garantistas, sino maniobrando políticamente y con responsabilidad: primero se enfrentó al poder judicial y a la fiscalía; seguidamente, presionando al congreso para aprobar las leyes que le permitan junto a las Fuerzas Armadas encarcelar masivamente a las bandas organizadas pasando por encima del "debido proceso".
A pesar de todos los cuestionamientos la población salvadoreña ha legitimado las acciones de su gobernante levantando su popularidad.
Sin embargo, no todos están felices de que hoy El Salvador sea un lugar más seguro. Los primeros en poner el grito en el cielo han sido las ONGs que "defienden" los Derechos Humanos de todo aquel que reciba la acción coercitiva del Estado. No obstante, la realidad es que, como dice el presidente salvadoreño: "solo defiende los derechos de los criminales, más no necesariamente los Derechos de todos los ciudadanos inocentes"; es decir, solo actúan cuando el Estado en ejercicio de monopolio de la fuerza se excede, pero no defienden a la población en general cuando son atacados por las pandillas o cualquier delincuente común. La pregunta es: ¿Acaso es necesario ser delincuente o activista opositor para que las organizaciones pro Derechos Humanos empiecen a actuar para hacer respectar tus derechos? ¿Dónde queda el derecho a la vida del resto de la sociedad que vive de manera justa?.
Finalmente, a las organizaciones pro Derechos humanos y los Organismos Internacionales no les cae bien las decisiones de Nayib Bukele porque temen que este modelo se repita en otros países restando influencia de las organizaciones de la llamada "sociedad civil internacional" que operan en todos los países del mundo financiadas por USAID y y otras Fundaciones en alianza con los tribunales internacionales. Ahora Nayid Bukele tiene tres enemigos declarados: Las pandillas, las ONGs y los Organismos Internacionales que lo acusan de "dictador".